Hoy les presentamos a Gilles Binchois, el gran compositor de
canciones del siglo XV y uno de los nombres más importantes del primer
Renacimiento…
Al gran Gilles Binchois, el hombre que supo escribir muchas
de las melodías más memorables del temprano siglo XV en Europa, no le tocó una
época precisamente apacible para vivir.
La inestabilidad política y religiosa estaba a la orden del día : la extensa
guerra de más de un siglo entre Inglaterra y Francia, la elección de dos papas
(!) desde fines del siglo XIV hasta el concilio de 1417 y la caída de
Constantinopla a manos de los turcos son simplemente algunos de los importantes
eventos históricos que atraviesan la vida de uno de los compositores que
brillan en la transición de la
Edad Media al Renacimiento. Como es habitual para la época,
pocos datos fidedignos de su vida llegan hasta nosotros. Su carrera como cantante y
compositor se desarrolla principalmente en la capilla de Felipe el Bueno, el
duque de Borgoña. El mantenimiento de las capillas no era un asunto menor para
la nobleza europea durante este período : devoción, deseo de prestigio y una
gran afición por las artes se unían para convocar a los artistas más destacados
en todas las áreas. Pintores, músicos, artesanos, poetas y escritores, entre
otros, constituían lo que hoy entenderíamos como la “vanguardia artística” del
momento. En este contexto, Binchois descolla como uno de los melodistas más
admirados de su generación, citado como pocos en textos y obras de numerosos
autores de su siglo. A diferencia de la mayoría de los grandes nombres de la
música del renacimiento, su obra se
centra en el género de la canción de amor (entendida todavía en los términos
del amor cortés medieval) La cualidad
cantable de sus canciones, su claridad e impacto emocional pueden fácilmente
comprobrarse en obras como “Triste Placer”, que a continuación les presentamos
:
“Con toda mi fuerza doy gracias al amor” es otro ejemplo
extraordinario de la expresividad incomparable de Binchois, cuyo repertorio de
canciones constituye una de las joyas más preciadas del primer Renacimiento. Escribiendo
la mayoría de las veces para 3 voces, como en este caso, Binchois puso en música
los textos de muchos de los principales poetas de su tiempo. Si hubiera
compuesto en conjunto con G. Dufay (junto a quien lo retrataron en la única
imagen claramente identificada de ambos músicos que se conserva), ambos
hubieran formado una especie de dupla “Lennon-McCartney” del siglo XV, cosa que,
por supuesto, no sucedió. Binchois, desde luego, se las arreglaba solito para
escribir pequeñas obras maestras como esta que presentamos en nuestra columna :
Con toda mi fuerza doy gracias al amor,
todo lo que puedo, pues me ha dado la elección,
muy dulcemente, y exactamente como quería,
ha escogido un generoso deleite para mi.
Cada vez que pienso en esto,
mi corazón se llena de alegría;
los sentimientos melancólicos no pueden atraparme,
pues tengo el lujo de elegirlo libremente.
Como siempre, esperamos que disfruten del material. ¡Hasta la próxima!
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