domingo, 22 de julio de 2012

Columna de Historia de la Música nº 16



Hoy les presentamos a Gilles Binchois, el gran compositor de canciones del siglo XV y uno de los nombres más importantes del primer Renacimiento…


Al gran Gilles Binchois, el hombre que supo escribir muchas de las melodías más memorables del temprano siglo XV en Europa, no le tocó una época precisamente apacible para vivir. La inestabilidad política y religiosa estaba a la orden del día : la extensa guerra de más de un siglo entre Inglaterra y Francia, la elección de dos papas (!) desde fines del siglo XIV hasta el concilio de 1417 y la caída de Constantinopla a manos de los turcos son simplemente algunos de los importantes eventos históricos que atraviesan la vida de uno de los compositores que brillan en la transición de la Edad Media al Renacimiento. Como es habitual para la época, pocos datos fidedignos de su vida llegan hasta nosotros. Su carrera como cantante y compositor se desarrolla principalmente en la capilla de Felipe el Bueno, el duque de Borgoña. El mantenimiento de las capillas no era un asunto menor para la nobleza europea durante este período : devoción, deseo de prestigio y una gran afición por las artes se unían para convocar a los artistas más destacados en todas las áreas. Pintores, músicos, artesanos, poetas y escritores, entre otros, constituían lo que hoy entenderíamos como la “vanguardia artística” del momento. En este contexto, Binchois descolla como uno de los melodistas más admirados de su generación, citado como pocos en textos y obras de numerosos autores de su siglo. A diferencia de la mayoría de los grandes nombres de la música del  renacimiento, su obra se centra en el género de la canción de amor (entendida todavía en los términos del amor cortés medieval)  La cualidad cantable de sus canciones, su claridad e impacto emocional pueden fácilmente comprobrarse en obras como “Triste Placer”, que a continuación les presentamos :  






“Con toda mi fuerza doy gracias al amor” es otro ejemplo extraordinario de la expresividad incomparable de Binchois, cuyo repertorio de canciones constituye una de las joyas más preciadas del primer Renacimiento. Escribiendo la mayoría de las veces para 3 voces, como en este caso, Binchois puso en música los textos de muchos de los principales poetas de su tiempo. Si hubiera compuesto en conjunto con G. Dufay (junto a quien lo retrataron en la única imagen claramente identificada de ambos músicos que se conserva), ambos hubieran formado una especie de dupla “Lennon-McCartney” del siglo XV, cosa que, por supuesto, no sucedió. Binchois, desde luego, se las arreglaba solito para escribir pequeñas obras maestras como esta que presentamos en nuestra columna :


Con toda mi fuerza doy gracias al amor,
todo lo que puedo, pues me ha dado la elección,
muy dulcemente, y exactamente como quería,
ha escogido un generoso deleite para mi.
Cada vez que pienso en esto,
mi corazón se llena de alegría;
los sentimientos melancólicos no pueden atraparme,
pues tengo el lujo de elegirlo libremente.





Como siempre, esperamos que disfruten del material. ¡Hasta la próxima!

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