domingo, 24 de junio de 2012

Arte cinético en la Argentina


Por Anibal Cedrón

Con la exposición Real/Virtual, Arte cinético argentino en los años
sesenta, el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) presenta por
primera vez un panorama exhaustivo de este arte, nacido en argentina a
pocos años de surgimiento en París, que fue la meca del arte argentino
hasta los años sesenta. No puedo evitar asociar al surgimiento del arte
cinético argentino, a los antecedentes históricos de la creación de la
fotografía, de la pintura impresionista y del cine en Francia y su casi
inmediata reproducción en la Argentina. Porque las obras transformables
del arte cinético se basa como ellos, en la experimentación con la luz,
el movimiento real y virtual, y el tiempo. En verdad, es apasionante
observar las proyecciones de luces, provocadas desde máquinas o
utilizando sencillamente la fuerza del aire o transparencias de aguas o
velos y reflejos de espejos. También son admirables las ilusiones ópticas
que crean sensación de movimiento y que se logran en los cuadros desde
estructuras geométricas vibrantes en blanco y negro.
Cabe recordar que el arte cinético tomó impulso con la exposición
Le Mouvement (El movimiento, 1955), del artista húngaro francés
Victor Vasarely (1906-1997) en la galería Denise René de París.
Inmediatamente después a la misma, surgieron los argentinos en
París con Julio Le Parc a la vanguardia. En la Argentina la tradición
geométrica del Arte Concreto y Madí había cimentado la vía de
experimentación con la luz y el movimiento. Por eso la exposición en
1958 de Vasarely en el Museo de Nacional de Bellas Artes, tuvo gran
influencia entre nuestros artistas, que decidieron adoptar su geometría
diferente y experimentar con su metodología serial. Entre ellos
Le Parc, García Rossi, Polesello, Luis Tomasello, Jorge Lezama, Hugo
de Marziani, Jorge Luna Ercilla y Juan Carlos Romero, con sus dibujos
de vibrantes oposiciones de blancos y negros.
Una segunda instancia del arte cinético argentino, que se caracteriza
por las exploraciones óptico-cinéticas, tiene su anclaje en la creación
del Groupe de Recherche d´Art Visuel, el GRAV (París, 1961), con la
presencia de Julio Le Parc y Horacio García Rossi –ambos fundadores
del grupo– y la histórica presentación, en 1964, de la exposición La
inestabilidad, en el Pabellón del Museo Nacional de Bellas Artes.
Las ideas del grupo acerca de la imagen contemporánea signada
por la tecnología, la participación del espectador, la creación de los
múltiples –obras seriadas de precios accesibles–, la introducción de las



máquinas y el rol del artista en la sociedad, están presentes en obras y
documentación audiovisual de la época.
El cinetismo en la Argentina de los años sesenta y su expansión y
legitimación como tendencia en exposiciones, premios y salones, es
la tercera instancia que reúne obras de artistas como Miguel Ángel
Vidal y Eduardo Mac Entyre, creadores del Grupo de Arte Generativo
(1960), Silva, Ary Brizzi, Tomasello, Espinosa, Gyula Kosice y su
Hidrocinetismo, Polesello, Eduardo Rodríguez, Davite, Althabe,
Demarco, Durante, Bangardini, Jacques Bedel, Perla Benveniste, César
Fioravanti, Jorge Gamarra, Eduardo Giusiano y Jorge Schneider, entre
otros, y de Vardanega, Antonio Asis, Martha Boto, radicados en París
desde mediados de los años 50.
Así mismo, la muestra incluye una obra paradigmática del maestro
francés del luminocinetismo,
Nicolas Schöffer (1912-1992). La
instalación, Lux 2 (Máquina de metal) –una de las obras presentadas en
la VI Bienal de San Pablo de 1961– que fue adquirida por el museo, y
que ahora expuesta, incluye, por primera vez, la banda sonora que el
pionero de la música concreta Pierre Henry realizara para la instalación.
Ciertamente una exposición imperdible que se puede visitar los martes a
viernes, de 12:30 a 20:30, sábados y domingos, 9:30 a 20:30. Recuerden
que los lunes esta cerrado y que la entrada es libre y gratuita por ser
público.

¡Hasta el próximo domingo en Muy Bueno el Programa!

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