domingo, 27 de mayo de 2012

Columna de Historia de la Música Nº 8


Les presentamos el canto de los Templarios, de un mansucrito del siglo XII conservado durante siglos en el templo del Santo Sepulcro en Jerusalén.



Hacia 1119 un caballero francés llamado Hugues de Payens fundó, junto con otros ocho hombres, la orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del templo de Salomón, más conocidos como los caballeros Templarios. Su misión principal - al menos oficialmente -  era la de proteger a los peregrinos que desde 1099 (año de la captura de Jerusalén por parte de la primera cruzada) viajaban en gran número para visitar los lugares sagrados de la Ciudad Santa. No tardaron mucho en ser reconocidos por la autoridad papal, y tampoco fueron lo que se dice lentos a la hora de organizar una estructura económica y militar que ha sido definida, no sin razón, como una especie de “primera corporación multinacional” en el mundo. Militares, sacerdotes, místicos, comerciantes, constructores, banqueros (probablemente los primeros en Europa) e innovadores de las finanzas; todo esto y mucho más fueron estos caballeros que encontraron, en medio de tantas actividades, un lugar para la música. Parte vital de las obligaciones de los miembros de la orden en Jerusalén era  cumplir, en la medida de lo posible, con los ritos de la liturgia del templo del Santo Sepulcro. De un manuscrito conservado allí hasta el siglo XIX, les traemos dos obras interpretadas por un grupo de músicos extraordinario : el Ensamble Organum. Aquí va la primera de ellas, de la cual transcribimos el texto :

Honor, Virtud y Poder

Honor, Virtud, Poder y Dominio
sean a la Trinidad en la Unidad,
a la Unidad en la Trinidad
or los siglos de los siglos







La Orden, una de las grandes potencias económicas de la Europa medieval, tuvieron un período de actividad que se extendió a lo largo de dos siglos a partir de comienzos del siglo XII. Y como tarde o temprano suele suceder, al apogeo le siguió la decadencia y el fin, que en su caso adquirió ribetes realmente truculentos. Hicieron muy mal en financiar a Felipe IV de Francia (1268-1314), que ante las enormes deudas que había acumulado promovió una campaña de desprestigio contra los Templarios que terminó a principios del siglo XIV con el desmantelamiento precipitado de la orden y la detención, tortura y ejecución de sus principales miembros. Mucho antes de que esto sucediera, durante el período de esplendor de la organización, encontramos en Jerusalén un repertorio de canto litúrgico que exhibe todos los avances que ya se estaban desarrollando en los círculos musicales parisinos por aquella misma época. A continuación, les presentamos una excelente obra interpretada de manera superlativa. He aquí el texto :

Santa Cruz

Él llevaba la santa Cruz, que quebró el poder del infierno.
Él se ciñó con fuerza, se levantó al tercer día, aleluya.
Cristo se ha levantado y ha iluminado a su pueblo
a quienes ha redimido con su sangre, aleluya.

Él llevaba la santa Cruz…
Cristo se ha levantado, ahora él no muere,
la muerte ya no tendrá dominio sobre él, aleluya.

Él llevaba la santa Cruz…
Cristo se ha levantado, la piedra que los constructores rechazaron
se convertido aquí en la piedra angular. ¡Aleluya!

Él llevaba la santa Cruz…




Esperamos que les haya gustado el material. ¡Hasta la próxima!

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