Les presentamos el canto de los Templarios, de un mansucrito del siglo XII conservado durante siglos en el templo del Santo Sepulcro en Jerusalén.
Hacia 1119
un caballero francés llamado Hugues de Payens fundó, junto con otros ocho
hombres, la orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del templo de Salomón,
más conocidos como los caballeros Templarios. Su misión principal - al menos
oficialmente - era la de proteger a los
peregrinos que desde 1099 (año de la captura de Jerusalén por parte de la
primera cruzada) viajaban en gran número para visitar los lugares sagrados de la Ciudad Santa. No tardaron mucho
en ser reconocidos por la autoridad papal, y tampoco fueron lo que se dice
lentos a la hora de organizar una estructura económica y militar que ha sido
definida, no sin razón, como una especie de “primera corporación multinacional”
en el mundo. Militares, sacerdotes, místicos, comerciantes, constructores,
banqueros (probablemente los primeros en Europa) e innovadores de las finanzas;
todo esto y mucho más fueron estos caballeros que encontraron, en medio de tantas
actividades, un lugar para la música. Parte vital de las obligaciones de los
miembros de la orden en Jerusalén era
cumplir, en la medida de lo posible, con los ritos de la liturgia del
templo del Santo Sepulcro. De un manuscrito conservado allí hasta el siglo XIX,
les traemos dos obras interpretadas por un grupo de músicos extraordinario : el
Ensamble Organum. Aquí va la primera de ellas, de la cual transcribimos el
texto :
Honor,
Virtud y Poder
Honor,
Virtud, Poder y Dominio
sean a la Trinidad en la Unidad,
a la Unidad en la Trinidad
or los
siglos de los siglos
La Orden, una de las grandes potencias económicas de la Europa medieval, tuvieron
un período de actividad que se extendió a lo largo de dos siglos a partir de
comienzos del siglo XII. Y como tarde o temprano suele suceder, al apogeo le
siguió la decadencia y el fin, que en su caso adquirió ribetes realmente
truculentos. Hicieron muy mal en financiar a Felipe IV de Francia (1268-1314),
que ante las enormes deudas que había acumulado promovió una campaña de
desprestigio contra los Templarios que terminó a principios del siglo XIV con
el desmantelamiento precipitado de la orden y la detención, tortura y ejecución
de sus principales miembros. Mucho antes de que esto sucediera, durante el
período de esplendor de la organización, encontramos en Jerusalén un repertorio
de canto litúrgico que exhibe todos los avances que ya se estaban desarrollando
en los círculos musicales parisinos por aquella misma época. A continuación,
les presentamos una excelente obra interpretada de manera superlativa. He aquí
el texto :
Santa Cruz
Él llevaba
la santa Cruz, que quebró el poder del infierno.
Él se ciñó
con fuerza, se levantó al tercer día, aleluya.
Cristo se ha
levantado y ha iluminado a su pueblo
a quienes ha
redimido con su sangre, aleluya.
Él llevaba
la santa Cruz…
Cristo se ha
levantado, ahora él no muere,
la muerte ya
no tendrá dominio sobre él, aleluya.
Él llevaba
la santa Cruz…
Cristo se ha
levantado, la piedra que los constructores rechazaron
se convertido
aquí en la piedra angular. ¡Aleluya!
Él llevaba
la santa Cruz…
Esperamos que les haya gustado el material. ¡Hasta la próxima!
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