Antes de entrar en el tema de hoy, quiero destacar un aniversario que pasó inadvertido: el 30 de abril se cumplieron tres años de la muerte de Ernesto Sabato. Le mando, pues, un abrazo a su hijo, Mario, que, dicho sea de paso, está escribiendo unos relatos maravilloso. Creo que en breve tendremos un nuevo Sabato escritor. No digan que no les avisé, se viene en cualquier momento un libro de Marito Sabato. A su salud.
Y ahora sí, vayamos a lo nuestro.
Desconfiada como soy de los best sellers decidí dejar de lado los prejuicios y aceptar los consejos de Diana Cruces, una lectora voraz e inteligente, para zambullirme en el último libro de Almudena Grandes: “Las tres bodas de Manolita”, editada por Tusquets.
Lo reconozco: bien merecido tiene el figurar entre los Best Sellers indiscutidos de habla hispana. Con un vigor narrativo deslumbrante retrata la vida en España durante la Guerra Civil. La protagonista del libro es una niña de catorce años, Manolita, a quien su hermano mayor lleva de la mano por los caminos de la resistencia. Con absoluta naturalidad se suceden personajes de todo tipo, desde un tal Palmera, que anda de camisas rojas a lunares y sombrero ladeado, que obtuvo su apodo por hacer palmas en un tablado, o un conde anarquista que abre las puertas de su palacio para los refugiados de toda índole, la madrastra presuntuosa dispuesta a cualquier tipo de negocios o la voluptuosa cabaretera que desvía la mirada de todos a su paso y terminará escondiendo a varios republicanos. A partir de esos contactos, de ese mundo, Manolita, que alguna vez dijo “conmigo no conteis”, apodo con el que la nombrarán los amigos, terminará enredándose en una sucesión de episodios que harán la trama de esta novela de más de setecientas páginas que no dan respiro.
Quiso el destino que Almudena Grandes se hiciera famosa de la noche a la mañana, allá por el año 1989, por ganar el premio La Sonrisa Vertical con una novela erótica: “Las edades de Lulú”. Sin embargo, esta morocha seductora, es también historiadora y evitó la tentación de quedar encasillada en un solo género. Hace un par de años lanzó una zaga titulada: “Episodios de una guerra interminable” que empezó con “El lector de Julio Verne” y continúa con la obra que viene a presentar a la Argentina, Las tres bodas de Manolita. El próximo sábado 10 de mayo en la Feria del libro le harán una entrevista pública en la sala José Hernández, a las seis y media de la tarde (si no me equivoco, ese sábado también estará en la Feria Leonardo Padura, el otro Best Seller progre).
Ya que sería imposible traer para regalar a los oyentes varios ejemplares de Almudena –solo podría hacerlo en carretilla por el volumen de cada uno de ellos- opté por compartir con ustedes la obra de una joven escritora argentina que también retrata de manera excelente los mismos años. Su nombre: Andrea Stefanoni, y el libro en cuestión: “La abuela civil española”. Con algunos pasajes muy bien logrados, sobre todo los paisajes que sirven de marco a la fuga de uno de los referentes republicanos del pueblo. Aquí también la protagonista es una niña, trabajadora en las minas de carbón, con una madrasta tan mala que parece la bruja de un cuento de hadas. La narradora de la historia es su nieta. Para tener en cuenta: Andrea Stefanoni. Además, se trata de una mujer emprendedora que hace unos años fundó la editorial Factotum que edita algunos de los autores argentinos más prometedores, como Luis Mey, a quien ya hemos recomendado en otra ocasión.
Y por último, quiero presentarles un escritor italiano: Fabio Stessi. Hombre multifacético y versátil, nacido en Roma y criado en Sicilia, que trabaja de bibliotecario, autor de algunas canciones, que despunta el vicio de escribir a partir de que su libro “Fumisteria” obtuviera el Premio Vittorini a la primera novela. Con una prosa cuidada y exquisita se permite jugar con los lectores. En varios de sus libros elige situaciones o personajes reales para armar disparatadas fábulas, como es el caso de La Revancha de Capablanca, cuyo protagonista es el gran ajedrecista cubano. También escribió un manual de autoayuda “para curar todos tus males con literatura”, allí recomienda, por ejemplo, qué novelas conviene leer si uno está atravesando la crisis de los cincuenta, o a que enfermedades existenciales puede ayudar leer a James Joyce.
Lo descubrí en los colectivos. Esta vez el libro tiene un volumen que permite llevar en un bolso, morral o cartera. Compañía ideal. La novela arranca con una situación absurda: un 24 de diciembre, la muerte visita a Carlitos Chaplín, quien bordea los ochenta años. Como tiene un hijo pequeño y quiere verlo crecer hace un pacto: “si consigo hacerte reir me das un año más de vida”. Apenas una anécdota disparadora, lo más interesante del libro es la carta que Chaplin le escribe a su hijo, que ya tiene 15 años, a modo de despedida, contándole su vida. Encantadora excusa para narrar sus inicios con el circo. El relato recupera la melancólica magia del Fellini de “Payasos” o de “Cinema Paradiso”. Pasan todo tipo de personajes, reales o ficticios, chi lo sá. Y de situaciones históricas que tiene al gran Carlitos de protagonista. Los inicios del cine, las guerras, la política, el macartismo. Imposible saber cuánto hay de realidad y cuánto de fantasía. Pero, como dicen en Italia: “Se nos è vero, e ben trovato”. Todavía no les dije el nombre del libro: “El último baile de Charlot”, de Fabio Stessi.
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