domingo, 14 de octubre de 2012

Columna de Historia de la Música nº 28


                                                             Franz Liszt (1811 – 1886)

Antecesor y protipo de la “estrella de rock” en el siglo XIX, Liszt fue un hombre cuyo rango de actividades no conoció límites. Megavirtuoso del piano, a partir de su debut parisino a los doce años desarrolló una carrera que le valió la admiración de toda Europa. 





Amado en particular por el público femenino – sus enriedos amorosos fueron legendarios -, se dedicó en cuerpo y alma a explotar las posibilidades técnicas y expresivas del piano hasta el extremo. Su brillantísima carrera de concertista duró hasta los 38 años, año en que se instala en Weimar, Alemania, y se concentra en su faceta de compositor y director. Liszt fue, ante todo, un gran innovador, campeón de la “nueva música” de su tiempo y un músico muy generoso con sus colegas, muchos de los cuales recibieron un gran apoyo de su parte. En nuestra columna tuvimos el gusto de presentarles una pieza tan poética como visionaria : “Los juegos de agua en la Villa d´Este”, obra que, como buena parte de su producción tardía, adelanta muchas de las características de la música europea de comienzos del siglo XX: 



Liszt fue un artista que, más allá de sus dotes de showman y sus fuegos de artificio, realizó una búsqueda compositiva que alcanzó grandes honduras. Su Sonata para piano, obra cumbre del pianismo del siglo XIX, es uno de sus hallazgos más impresionantes. En ella se conjugan la técnica más deslumbrante con la expresión más sincera, una obra de aproximadamente media hora interpretada en este caso por un pianista colosal del siglo XX, Vladimir Horowitz :  





Los dejamos con esta verdadera estrella del rock del romanticismo. ¡Hasta la próxima!

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