domingo, 22 de abril de 2012

Columna de Historia de la Música Nº 3


Béla Bartók (Hungría, 1881-1945)

Uno de los grandes compositores de la primera mitad del siglo XX, el interés de Bartók por la música folklórica de su país (y también de los países eslavos, Turquía y el norte de África) lo lleva a encarar una serie de trabajos pioneros en el ámbito de la etnomusicología. Para ello se dedicó en diversos períodos de su vida a viajar, recolectar, grabar (con un fonógrafo portátil, imagínense), transcribir y clasificar una enorme cantidad de melodías populares recolectadas in situ. La fuerza extraordinaria de su música (tomada como modelo e imitada hasta la saciedad a posteriori) sintetiza la expresividad del folklore eslavo con la sofisticación técnica de la herencia clásica occidental. Precisamente en relación al dominio técnico que Bartók demuestra en cada una de sus obras, es interesante hacer notar que su autor no quiso en ningún momento hacer referencia a sus métodos compositivos (a diferencia de otro pope del siglo XX como Olivier Messiaen, que escribe una “Técnica de mi lenguaje musical”). Tan lejos llegó su actitud religiosa – por llamarla de algún modo - con respecto a la composición, que aún exiliado en sus últimos años en Estados Unidos, en plena segunda guerra mundial, rechazó dos importantes ofertas para enseñar composición que hubieran mejorado sensiblemente su situación económica. La actividad como intérprete y docente de piano representó en todo caso la fuente de ingresos más estable a lo largo de la carrera profesional del que fue sin dudas uno de los compositores europeos más influyentes del siglo pasado. 






En la cortina escuchamos el primer movimiento de la Suite de Danzas de 1923 para orquesta. En el enlace de arriba pueden escuchar a la orquesta Sächsische Staatskapelle Dresden, con Bernard Haitink como director, interpretando la obra completa.






Las Escenas de la Aldeapara orquesta, solistas y coro, de 1926, son tres obras que Bartók extrae y adapta de un ciclo anterior de piezas para voz y piano basadas en canciones folkóricas eslovacas. Escuchen con atención la excelente combinación del material rural con la orquestación llena de toques ácidos.


Esperamos que les haya gustado. En la próxima columna nos vamos para atrás en el tiempo, hacia el siglo XIX. ¡Hasta la próxima!

No hay comentarios:

Publicar un comentario