lunes, 9 de marzo de 2015

“El Perro. Horacio Verbitsky: un animal político” en nuestro espacio de libros

Laura Giussani Constenla nos recomendó el  libro de Hernán López Echagüe “El Perro. Horacio Verbitsky: un animal político” recién publicado por ediciones B.

Acerca de perras y perros, por Laura Giussani Constenla, 8 de marzo de 2015, “Muy bueno el Programa”, Radio Nacional.

 ¿Qué hacer en el día de la mujer que empezó como una jornada de lucha feminista y terminó en algo parecido al día de la madre? Lo único que se me ocurrió fue ocupar mi lugar, hablar en primera persona sobre un libro que no me pertenece aunque sí. Dejar de lado humildades y escrúpulos y decir: bien,tal como dice la letra chica de este libro, soy la coordinadora de la investigación periodística de “El Perro. Horacio Verbitsky: un animal político”, de Hernán López Echagüe, publicado por ediciones B. Recién salido del horno. Si quieren les cuento algo del backstage.

Por supuesto, la mitad de la investigación quedó afuera. Ese es un mérito del autor. La concisión en periodismo es algo difícil de lograr. Como escribió Blas Pascal como postdata de una larguísima carta a un amigo: “perdón por la extensión de esta carta, no tuve tiempo para hacerla más breve” (cito de memoria). Así como elogié la capacidad de Eric Domergué, en su libro sobre Tosco, por dibujar en un trazo cantidad de información, y critiqué a Miguel Bonasso en “Lo que no dije en Recuerdos de la muerte” por escribir un libro en donde complica al lector yendo de aquí para allá, con “data, data,data” que no se sabe hacia dónde apunta y lo único que logra es marear; el mérito de Hernán López Echagüe, en éste y en otros libros, es brindar una lectura ágil y esencial. Sin palabras demás, con el estilo del autor, que es ácido e irónico y no condice con el manual de periodismo. Por suerte. En lo que a la investigación respecta: tuvo sus complicaciones. En principio, eludir todas la “habladurías” sin fundamento que aparecían en las redes. En general, operaciones de los servicios de inteligencia para desacreditar a uno de los periodistas que más los incomodaban. Para sortear todo tipo de campaña a favor o en contra había una sola manera: apelar a las fuentes directas. Primera y principal: el protagonista. Verbitsky aceptó varias entrevistas y respondió una a una todas la críticas. Por otro lado, las voces de aquellos que compartieron su historia,testigos directos. El libro cuenta con más de cuarenta testimonios, algunos que prefirieron permanecer en el anonimato, pero una treintena aceptó hablar en primera persona. Colegas que tuvieron en común varias redacciones, dignos de ser escuchados. Para citar solo algunos: Osvaldo Bayer, Sonia, la viuda de Pasquini Durán (quién detestaba a HV y finalmente pude enterarme por qué);Rodolfo Mattarolo, la viuda de Quito Burgos asesinado en La Tablada, Pepe Eliaschev, Silvina Walger, Alicia Oliveira y siguen los títulos. En general la prensa busca cuestiones amarillas. Pueden aparecer anticipos que reproducen a su antojo lo que consideran más “picante”.Por ejemplo, la colaboración con el libro del Cadete Güiraldes en plena dictadura. Puesto en forma aislada es algo difícil de comprender. Pero si uno sigue el derrotero del protagonista y sabe que está aislado, encerrado en su casa, sin trabajo, con un bebé, sin ánimo de salir del país porque en su exilio temprano en Perú casi se muere de un ataque de asma, todo se lee de otro modo. Si alguien quiere deducir de esa colaboración para un amigo de la familia sobre un libro de líneas aéreas comerciales que HV es un doble agente, es cuestión del lector. No existe constancia de ello. Aunque no fue la única obra contratada por la Fuerza Aérea. En definitiva: es un libro para leer, no para chismosear. Si alguien busca el golpe bajo, lo obtendrá, pero puede perderse lo mejor: las reflexiones, un diálogo entre dos periodistas –HLE y HV- que se respetan y estiman, sobre el oficio, la lúcida mirada de Horacio González que hace una interpretación casi literaria del personaje. Verbitsky repite una y otra vez: “han construido un mito de mi persona, y yo me río de eso”. Está claro que el mito lo construyó él. La forma en que manejó sus relaciones de poder quedan al descubierto por diversos testimonios. De allí el título: un animal político. Desde un inicio no se planteó como un libro a favor o en contra de Horacio Verbitsky (clásica pregunta de todos aquellos que fueron entrevistados o consultados). Es un libro sobre Verbitsky. Cada cual sacará sus conclusiones.

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